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21 Jan De Tener Dificultades con el Inglés a Ganar una Beca Completa: El Trayecto de un Estudiante de Richmond High a la Universidad de Columbia
La estudiante de último grado de Richmond High, Cesia Mejia, asistirá a la Universidad de Columbia, de la Ivy League, en otoño. Antes de 2020, no vivía en Estados Unidos ni hablaba inglés. (Fotografía cortesía de Cesia Mejia)
Por Joe Porrello
Tras mudarse de El Salvador a Estados Unidos con 13 años en 2020, Cesia Mejia pasó de tener dificultades para aprender inglés a obtener una beca académica completa en una de las universidades más prestigiosas del país.
Actualmente tiene 17 años y cursa el último año en Richmond High, el próximo año escolar asistirá a la Universidad de Columbia, en Nueva York.
El GPA de 4.0 y las actividades extracurriculares de Mejia le ayudaron a ganar la beca QuestBridge, un programa que ofrece a alumnos ejemplares de último año de escuela secundaria de entornos de bajos recursos becas completas de cuatro años en 52 de las mejores universidades de Estados Unidos.
Ella participa como voluntaria en actividades como limpiezas y recolecciones de juguetes, alimentos y ropa con el club Kiwins de Richmond High, así como en el Rosie’s Leadership Group con el Rosie the Riveter Trust.
“Realmente estoy entusiasmada. Nunca me imaginé ir a Columbia”, dijo Mejia. “Pero tengo un poco de miedo porque voy a estar lejos y nunca he estado ahí antes”.
La última vez que se tuvo que adaptar a un entorno desconocido fue cuando llegó a Estados Unidos y tuvo que aprender un idioma extranjero durante la pandemia de COVID-19.
Mejia dice que estar sentada frente a una computadora sin poder entender mucho de lo que decían sus maestros de octavo grado la impulsó a aprender inglés aún más rápido.
“Al principio fue realmente complicado y frustrante”, afirma. “Todos hablaban el idioma y yo no podía hacerlo”. Mejía
Poco tiempo después, Mejia decidió dedicar su tiempo a triunfar académicamente.
“Desde el primer año, me he enfocado más en la escuela que en otras cosas, como salir con mis amigos”, dijo.
Sin embargo, Mejia dijo que desde entonces ha encontrado el equilibrio, lo cual le permite tener más tiempo libre y formar parte de un grupo de baile folclórico.
Sus profesores de la escuela secundaria han sido en parte su motivación e inspiración para sobresalir en los estudios.
“He conocido a algunos profesores realmente increíbles que han desempeñado un gran papel”, dijo Mejia. “No me ayudan únicamente con cosas de la universidad como las solicitudes, sino que además me ayudan a implementar cosas en mi vida diaria”.
Atribuye a su madre y a su padre el haberla hecho consciente de la importancia de una buena educación. Ahora, Mejia es la primera de su familia en ir a la universidad y está en camino de ingresar en una universidad con una tasa de aceptación de aproximadamente el 4%.
“Mis padres están muy contentos, pero soy su hija menor y la única mujer, así que me protegen mucho y se preocupan de que esté lejos de ellos”, dice.
Su hermano mayor y sus padres nunca tuvieron la oportunidad de ir a la universidad.
“De alguna manera, estoy haciendo esto no solo por mí, sino también por ellos”, dijo. “También tengo primos pequeños, y estoy muy contenta de poder ser un ejemplo para ellos”.
Mejia es un ejemplo de esperanza para los estudiantes de escuela secundaria que sienten que las probabilidades están en su contra.
“Sé que muchos piensan que la universidad no es para ellos, pero yo les diría que lo intenten”, afirma. “Todos pueden ir, siempre habrá una escuela que buscará a alguien como ellos”.
Con una gran cantidad de recursos en Richmond High para los estudiantes que desean asistir a la universidad, Mejia dice que los estudiantes no deben ser tímidos al solicitar orientación.
“Quizás sus padres no pueden apoyarlos financieramente, pero hay maneras de solucionarlo”, dijo. “Sin la beca… hubiera sido muy difícil para mis padres o para mí pagar la matrícula”.
En Columbia, Mejia planea especializarse en salud pública ya que le apasiona mejorar la vida de los niños de comunidades marginadas que no tienen acceso a la atención sanitaria.
Mejia dice que en su juventud pasó mucho tiempo en hospitales en malas condiciones y con escasos recursos, lo que dificultaba que su madre la cuidara mientras su padre trabajaba.
“Ahora que estoy viviendo en un nuevo país, veo cómo mis padres se enfrentan a nuevos retos y necesitan mi ayuda para acudir a las citas médicas”, afirma. “Quiero que los niños y sus familias tengan un sistema de salud mejor que en el que yo crecí; quiero que los niños que pasan las noches en el hospital, como yo, puedan tener un lugar acogedor que se parezca a su casa mientras se someten a todos los difíciles tratamientos y procesos de recuperación”.
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