Black-and-white photo of an older white man wearing a white surgical mask

La Pandemia afecta más a las personas mayores, pero todos están en riesgo

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(Foto por Neil Moralee / Flickr)

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Por Danielle Parenteau-Decker

Más y más, la pandemia se ha representado como algo sobre lo cual solo personas mayores y personas con un sistema inmunitario deficiente deben estar preocupadas. Esta caracterización aísla a esas personas e ignora los peligros existentes y muy reales del COVID-19, para el resto de la población.

El 16 de diciembre, Ethnic Media Services, patrocinó una sesión informativa a nivel nacional, enfocándose en parte en la manera en que el COVID-19 afecta desproporcionadamente a las personas mayores y discapacitadas, así como también, los esfuerzos que se han hecho en California para ayudar a los residentes más mayores.

Las infecciones virales — es decir, COVID-19, influenza y el virus respiratorio sincitial — han estado en incremento entre todas las edades recientemente.

“Nuestros hospitales están hasta el tope”, dijo el Dr. Tomás Aragón, director del Departamento de Salud Pública de California y funcionario de salud pública del estado. Las instituciones de asistencia médica están siendo inundadas con casos de enfermedades respiratorias y están lidiando con “cuidado retrasado” en otros asuntos.

Proveedores de asistencia médica sobrecargados también están lidiando con falta de personal y el riesgo de enfermarse ellos mismos.

“Estas infecciones contagian a los trabajadores de asistencia médica”, dijo Aragón. “Ellos están agotados, están cansados y están enfermos”.

A pesar de que cualquiera puede llegar a enfermarse gravemente o morir si se contagia de COVID-19, el mayor factor de riesgo para tener resultados nefastos, es la edad, de acuerdo con Aragón.

A través de la pandemia, el COVID ha sido más mortal para las personas mayores. De acuerdo con datos del Centro de Control y Prevención de Enfermedades, alrededor de un 75% de las muertes atribuidas al COVID-19 han ocurrido en personas de 65 años o más, hasta la fecha del 11 de enero. En California, esa cifra está cerca del 72% de acuerdo con la página web; covid19.ca.gov/es.

El riesgo nunca fue igual. Pero durante los primeros días de la pandemia, todos estaban en peligro y nadie tenía una buena manera de protegerse realmente.

En ese entonces, los hospitales también estaban abrumados. Las personas mayores y personas inmunocoprometidas temían un “racionamiento de cuidado”, dijo Jessica Lehman, directora ejecutiva del Senior and Disability Action, radicado en San Francisco.

El personal de los hospitales se dio cuenta de que tal vez no podrían tratar a todo aquel que llegara y podrían tener que decidir “cuales vidas salvar basándose en el número de años que le quedaba a la gente o aún peor, lo que se conoce como años de vida ajustados por calidad,” continuó ella.

Ese tipo de razonamiento está basado en “esta suposición enorme de que si tienes cualquier número de discapacidades, tu vida no es tan buena, entonces si se debe tomar una decisión, es mejor sacrificarte a ti que a una persona joven y sin discapacidades”, dijo Lehman. Y este prejuicio no solo es en contra de las personas con discapacidades.

“La discapacidad surge desproporcionadamente en comunidades inmigrantes, pobres y de raza no blanca”, dijo ella. “Estas políticas no solo eran discriminantes por razón de discapacidad y discriminantes por razón de edad, sino que también eran muy claramente racistas y clasistas e introdujeron toda otra forma de opresión”.

A manera de que las vacunas, vacunas de refuerzo y tratamientos contra el COVID-19 se han hecho más disponibles y las regulaciones de seguridad han desaparecido, el público en general ha empezado a actuar de la manera que lo hacía antes de la pandemia, trabajan presencialmente, se reúnen con amigos, cenan adentro, etc. — todo esto sin usar mascarilla.

Mientras tanto, aquellos con el riesgo de salud más alto, continúan siendo tratados como si sus vidas no importaran.

Más y más, el COVID-19 ha sido representado como un problema solo para aquellos que son mayores o cuya salud ya es deficiente — es un “intento de tranquilizar a la población en general de que ellos no tenían por qué preocuparse”, dijo Lehman.

“Ninguno de nosotros, de las comunidades de personas mayores y discapacitadas, ha estado diciendo, sabes, ‘todo el mundo debe vivir con miedo y nadie debe hacer nada’”, dijo Lehman. Ella usa una silla de ruedas y ha sido discapacitada desde su nacimiento debido a una enfermedad que afecta su condición respiratoria.

Pero ella dijo que no está bien decir, “estas personas hagan esto, y esas otras personas pueden preocuparse por ellos mismos”. Ella también dijo que el decir que, “algunas personas no pueden hacer esto, pero el resto del mundo si lo puede hacer” crea divisiones.

La gente necesita pensar sobre el COVID no sólo en términos de cómo los afecta sino cómo afecta a la comunidad entera, dijo Lehman. Y eso significa, recordar que las personas mayores y discapacitadas son parte de la comunidad, en vez de “algo separado y algo que se puede ignorar”.

Ana Acton, directora adjunta del Independent Living and Community Access Division, del Departamento de Rehabilitación de California, dijo que el estigma en contra de las personas con discapacidades crea las barreras más grandes para ellos. Ella dijo que, debido a la pandemia, ellos tienen muchas “necesidades sin resolver” y problemas constantes tales como el “aislamiento y soledad”.

Susan DeMarois, directora del Departamento de la Vejez de California, dijo también que es un error suponer que todas las personas mayores o todas las personas discapacitadas tienen las mismas necesidades o unas muy similares.

“Realmente les estamos haciendo daño a todos y cada uno de ellos, al agruparlos y juntarlos como si fueran todos iguales”, dijo ella.

California ha emprendido un esfuerzo más amplio en reconocimiento de lo grandes y variadas que son las necesidades de las personas discapacitadas o de personas de 60 años o más.

En lo que Sandy Close, directora del EMS llamó “una declaración de guerra verdadera en contra de la discriminación por razón de edad y la discriminación por incapacidad,” en el 2021, el estado reveló un Plan Maestro para la Vejez, con metas ambiciosas para la vivienda, salud, equidad e inclusión, cuidado de salud y seguridad económica, el cual se espera lograr para el 2030.

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