Cooperativa de Richmond Hace Más Que Arreglar Bicis

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Reportaje, Monica Quesada

James Johnson de 20 años es un mecánico de bicicletas. Nacido y criado en Richmond, Johnson ha arreglado bicis en su propia casa por años, mientras soñaba con abrir una taller de bicis donde pudiera trabajar con las herramientas adecuadas, “sin tener que usar martillos y cosas”.

El sueño de Johnson se hizo realidad hace menos de un año – cuando junto con un grupo de otros jóvenes de Richmond, y bajo la dirección de Brian Drayton, Director Ejecutivo de una organización no lucrativa llamada Richmond Spokes – lanzó Spokeshop Bike Lounge, el único taller de bicis en la ciudad.

“Spokeshop no es el taller típico de bicis”, dijo Johnson. “No hay muchas tiendas de bicis donde puedes entrar y en vez de comprar cosas solo pasar el tiempo, hablar con el personal, usar el wifi gratis, y leer revistas de bicis y otras cosas en paz, sin que gente te moleste”.

Además de su ambiente amable, Spokeshop tiene otro elemento que lo distingue de los otros negocios en Richmond: Es una cooperativa, donde todos los miembros son propietarios y empleados – aunque, hasta ahora, ninguno de los ocho miembros de la cooperativa están recibiendo un salario por su trabajo.

“Aún estamos ajustando los sistemas”, dijo Johnson. “Definitivamente quiero… ser pagado, pero básicamente estoy satisfecho de que actualmente tengo mi tienda, porque de todos modos a ese fin estaría usando mi dinero”.

Mientras se acerca el primer aniversario del taller este mes, miembros de la cooperativa siguen presentándose para dar su tiempo de voluntarios para ayudarla a convertirse en un negocio exitoso.

“Es más como compartir las ganancias”, dijo David Meza de 20 años, un miembro de la cooperativa. “Todos decidimos de igual manera que debe ser reinvertido al taller, y que debería ser para nuestro beneficio personal. Pero [nosotros] ponemos al taller primero”.

Ayudando a la Comunidad de Muchas Maneras

“Me gusta trabajar en las bicis porque creo que es un trabajo que realmente ayuda a la comunidad de muchas maneras”, dijo Roxana Alejandre de 21 años, una mecánica de bicis en el taller.

Alejandre comparte como muchos otros miembros, que ven a su taller y su trabajo como servicio comunitario; una manera de ayudar a que Richmond sea una mejor ciudad. Andar en bici, dicen, no es solo una buena manera de mejorar la salud comunitaria al hacer el ejercicio divertido, pero también una manera más económica de andar por la ciudad, encontrar mejores oportunidades de trabajo y conseguir mejores fuentes de alimentos.

“La mayoría de [negocios] dan oportunidades de empleo, pero la cosa que no te dan es una manera de llegar a ese trabajo”, dijo Johnson. “Pero con las bicis, no solo le estas dando un trabajo [a una persona] pero también [les] estas dando transportación, para que no tengas la escusa de, ‘No tengo manera de llegar al trabajo’”.

Llenando un Vacío

Spokeshop Bike Lounge es uno de los proyectos de la organización no lucrativa Richmond Spokes, cuya misión incluye promover el desarrollo social y económico a través de usar bicicletas.

Drayton, Director Ejecutivo de la organización, dijo que jóvenes llegaron a él porque habían oído que el era a quien acudir si querían desarrollar una cultura de bicicletas en Richmond.

Llegué a Richmond y me di cuenta de que no había una comunidad de bicicletas visible, (pero) hay una grande comunidad clandestina de personas que usan su bici hasta que se descompone y luego consiguen otra bici”. Además de crear oportunidades saludables para los jóvenes, él dijo, “La idea era de conseguir reparación de bicis económica aquí en Richmond y entrenar a las personas a construir y a mantener bicis”.

Aparte del Spokeshop Bike Lounge, Richmond Spokes también maneja otros proyectos y servicios, como valét de bicicletas para eventos públicos y privados, lo que Drayton espera aumentara la concientización de la creciente cultura de bicis en Richmond.

Oportunidad para Jóvenes

Gerardo Lopez de 12 años, es el empleado más chico en Spokeshop. Asiste a la escuela, pero pasa cada momento libre que tiene en Spokeshop ayudando a clientes, manteniendo limpia la tienda, y a veces asistiendo a los mecánicos. “Mi mama piensa que esta bien porque puedo tener una lección en la vida [de cómo] construir mi propio taller y como mantener mi propio negocio”, dijo Lopez.

Como cada otro trabajador en el taller, Lopez no recibe un salario por su trabajo.

“Realmente no me importa el dinero”, dice Lopez. “Yo solo quiero ayudar a la comunidad. No vengo aquí por el dinero”.

Sin embargo, durante el descanso de invierno él trabajo tan duro que los otros miembros de la cooperativa decidieron darle un regalo de agradecimiento, una bici BMX negra que le gusto. Ahora Lopez dice que tiene nuevos amigos, tres bicis y la experiencia de participar en la lluvia de ideas que ocurre en la cooperativa.
Los miembros de la cooperativa describen el taller de bicis como un incubador de lo que podrían ser futuros negocios de Richmond mantenidos por jóvenes.

“Yo tuve una idea para un estudio de diseño”, dijo Jari Smith, una voluntaria en el taller. “Llegue aquí y eventualmente creció”. Ahora Smith tiene planes de lanzar su estudio, que seria la primer empresa filial de la cooperativa Spokeshop.

“Si tuviéramos un café dentro del taller, finalmente ese café quedaría chica para el taller y sería tiempo de lanzar su propio negocio”, explicó Smith.“Quien sabe que tipo de negocios pueden crecer de ahí, de gente uniéndose en el café, soñando, creando metas, poniéndole límites a esas metas y creciendo”.
Según Drayton, Spokeshop ya tiene todo lo necesario para empezar un café, pero les falta el dinero inicial para invertir.

Aumentar la Base

Uno de los retos más grandes que enfrenta la cooperativa, dijo Drayton, es atraer nuevos miembros y mantenerlos activos. Si una persona quiere unirse, él o ella tiene que comprometerse a 6 meses de voluntariado en el taller, mientras reciben entrenamiento de los miembros actuales.

“En comunidades desfavorecidas, es difícil desarrollar a la gente”, explicó Drayton, “porque dura 6 meses para entrenar a alguien y no tienen otra fuente de ingresos, perdemos a personas”.

“Cuando la gente se da cuenta de lo que estamos haciendo, se entusiasman con ello”, agrego. “Pero todos tenemos nuestras vidas personales, tenemos la renta y la comida y los gastos y cosas que se acumulan, entonces es un reto de estar encima[ de todo]”.

En el futuro cercano, Drayton espera encontrar financiadores mas grandes que puedan apoyar una estructura de salario para los miembros de la cooperativa, aún cuando están entrenando, para sostener el modelo de Spokeshop y mantenerlo en operación”.

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