Irse de Richmond No Debe Indicar Éxito

 

 

 

 

 

 

(Foto por David Meza/Zap Inc.)

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Comentario, Keisa Reynolds

En una reciente visita a casa, una amiga cercana de la familia y vecina de mucho tiempo me dijo que no debería sentirme culpable por vivir a 1.800 millas de distancia. Ella me dijo que soy un gran ejemplo de qué salir de Richmond es posible.

En lugar de culpa, sentí tristeza. Irse de Richmond no debe indicar éxito.

Ella no odia el lugar de dónde somos, pero como yo, creció teniendo una relación complicada con Richmond. Es una relación en la que nos sentimos orgullosas de la ciudad que nos crió, y resentimiento hacia la violencia que hemos experimentado y presenciado.

Como adultas, entendemos los problemas sistémicos que generan violencia. Como adolescentes, sólo comprendíamos el miedo.

Sabía que quería irme lejos para asistir a la universidad. Mi objetivo original era el mismo que la mayoría de los escritores: Mudarme a Nueva York, ser publicado, y ser famosa. Una búsqueda rápida de Google durante la high school me informó que era caro y mis posibilidades de convertirme Khadijah James en la vida real eran pocas. (El personaje de Queen Latifah en Living Single fue la primera razón por la que soñé con una carrera de escritora.) Me instalé en Chicago. Un año después de graduarme de El Cerrito High, a los 19 años, abordé un avión a la ciudad de los vientos sin una intención de mirar hacia atrás.

A medida que se acercaba la fecha de mi graduación universitaria, dejé la idea de ser famosa por un nuevo sueño de un salario con beneficios. Tomé la decisión de regresar a Richmond, una ciudad que pensé que había por fin escapado cuatro años antes. Estaba decepcionada conmigo misma porque estar lejos era el plan.

The CC Pulse fue una de las primeras publicaciones que surgieron cuando estaba buscando una plataforma dispuesta a arriesgarse con una joven periodista. Pero no tengo mucho que decir sobre Richmond, pensé. ¿Qué se podía decir de esta ciudad?

Resulta que mucho. Esta es una ciudad de personas resistentes, generaciones de familias que han sobrevivido la violencia sancionada por el Estado e intracomunitaria. Esta es una ciudad que sigue perdonando pero que no olvida el pasado. Nuestras comunidades reflejan el mundo e incluyen tanto su dolor como su belleza.

La organización local de Richmond y el ayuntamiento progresista son bien conocidos en los espacios políticos. La primera ciudad de elegir a un alcalde del Partido Verde, luchar contra el petróleo grande, exigir la impugnación del presidente Trump es mi hogar. Cualquier éxito que tengo viene de ser de Richmond, no a pesar de ello.

Los jóvenes deben ser animados a ver otros lugares, a verse de una manera nueva. Pero no se les debe decir que no hay nada que encontrar en su propia ciudad natal.

A los recién graduados de la high school o alguien que comience un nuevo comienzo, Richmond, a pesar de sus problemas, es un lugar que siempre te permite llamarlo casa. No tengas miedo de salir y comenzar de nuevo, pero no des por sentado la ciudad y su gente que te ayudó a crecer. Somos Richmond dondequiera que vayamos.

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