Proximidad: Crecer en una Comunidad Multicultural Nos Hace Menos Propensos al Racismo

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Comentarios, Hamza Fahmy

Dejé mi ciudad natal en Egipto en 2018 para venir a Estados Unidos. En aquel tiempo, no sabía nada de la cultura, ni de las relaciones raciales en ese país, pero eso cambiaría muy rápido.

Había terminado recientemente la preparatoria y los únicos lugares que me admitirían eran las universidades comunitarias, donde terminé en California y donde sigo estudiando. Pero antes, mi viejo amigo David me invitó a su casa del lago en su ciudad natal en la Alabama rural.
En aquél entonces yo no sabía nada relacionado con la cultura estadounidense, especialmente nada relacionado con el Sur rural. Entonces, por curiosidad, acepté entusiasmado.

Aterricé en Atlanta. Luego, David y yo teníamos que manejar más de 200 millas a su ciudad natal en Prairie, Alabama, una pequeña comunidad aislada.

Aparte de los muchos campos de maíz y el ocasional avistamiento de vacas, el viaje estuvo aburrido, por decir lo menos. Eso, hasta que necesitábamos hacer una parada por gasolina.

La gasolinera se encontraba entre dos campos de maíz en la Georgia rural. Mientras David llenaba el carro con gasolina, yo decidí ir a la parte de atrás, donde se encontraba la sala de juegos de la gasolinera. Sí, una sala de juegos, pero en una gasolinera.

Mientras me entretenía con mis propios asuntos jugando Street Fighter 4, dos señores mayores se acercaron a mí por ambos lados. Ellos me hicieron muchas preguntas, muchas relacionadas con mi herencia egipcia y sus potenciales vínculos “problemáticos” con la fe islámica.
Estaba claro que yo era el primer norafricano al que estos hombres habían conocido alguna vez.

Consideré sus curiosas preguntas como una muestra de la famosa “hospitalidad” del Sur de la que todos hablaban. Así que les di el beneficio de la duda y decidí socializar con ellos.

Mi amigo me llamó por mi nombre desde afuera y me dijo que necesitábamos irnos. Estoy tan agradecido de que lo haya hecho, porque mientras abandonaba la sala de juegos, estaba siendo reprendido con una serie de insultos racistas.

Nunca había escuchado muchos de estos insultos. Eran ofensivos, pero también creativos. Ellos habían logrado integrar varios nichos de racismo en una oración, una poesía de odio, por decir lo menos.

Quería confrontarlos, pero también me sentía fuera de lugar. Así que decidí alejarme y seguir aguantando los insultos mientras me dirigía al coche.

Hasta el día de hoy, esos insultos no me han dejado. Yo, por supuesto, había experimentado racismo antes, pero nunca lo había experimentado de manera tan descarada. Era como si esas personas se sintieran no solo con derecho a insultar a mi raza, sino como si hacerlo fuera un acto de nobleza.

Mientras procesaba estos insultos después de irnos, miré por la ventanilla del coche y vi a un hombre encendiendo fuego con un palo de madera en la lateral de la carretera. Al pasar por allí, vi una gran esvástica tatuada en su hombro derecho.

Fue entonces cuando me di cuenta de que los estadounidenses tenían una relación única con el racismo. Mi opinión del racismo estadounidense, por supuesto, cambió con el tiempo. Ahora vivo en el Área de la Bahía, la cual no está ni cerca de ser tan mala como en el Sur rural, cuando hablando de actos de racismo.

Recuerdo que cuando me mudé a California, donde fui a una universidad comunitaria en Santa Bárbara antes de ser transferido a la UC Berkeley, me di cuenta de que había una curiosidad optimista hacia mi cultura que nunca antes había experimentado. La gente celebraba mi cultura, en lugar de resentirse por ella.

Y creo que la principal razón por la que los originarios del Área de la Bahía tienden a ser menos racistas que muchos de sus homólogos estadounidenses es la proximidad.
Similar al Sur rural, Egipto es un área que fue mayormente habitada por una raza, con una mayoría de tendencia religiosa conservadora. Esto hacía que muchos de nosotros tuviéramos ideas erróneas sobre lo que había allí, lo que a menudo nos llevaba a tener ideologías racistas sobre razas lejanas.
Al mudarme a este país y conocer a gente de diferentes procedencias, pude desmentir mis suposiciones sobre una cultura lejana de la que antes solo sabía rumores.
Efectivamente, el odio a menudo se combate, y se cambia, a través de la comunicación.

Antes de venir a California, pensé que los estadounidenses eran más bien una raza con odio. Una que no le daba la bienvenida a los inmigrantes, quienes intentaban iniciar una nueva vida en su país.

Aquellos que quieren practicar una fe o una cultura de forma más bien disciplinada, como algunos ejemplos que se encuentran en el Sur rural, también acaban creyendo que los demás están ahí para perturbar o corromper su cultura preservada.
Al villanizar a los demás, también terminamos por alejarnos de ellos. Pero, ¿cómo se supone que se puede tener una conversación con una cultura extranjera, cuando la propia cultura está tan físicamente alejada?

Los hombres de la gasolinera no eran racistas conmigo porque se alejaban de forma activa de la gente como yo, sino que más bien, simplemente sucedió que yo era seguramente el primer norafricano que entraba en esa gasolinera de sala de juegos, y ellos no estaban lo suficientemente bien preparados socialmente como para sentirse cómodos cerca de un extranjero como yo.

Al crecer en medio de un grupo diverso de culturas, como es el caso del Área de la Bahía, uno se acostumbra de forma natural a conocerlas mejor, e incluso le permite ver similitudes entre una cultura lejana y la suya.

Esto no solo permite a que más personas convivan, sino que, como resultado, incluso disminuye las probabilidades de que crean y realicen acciones racistas.

Es coexistiendo entre otras culturas, y sintiendo curiosidad por otras culturas, en vez de tenerles miedo, como uno puede hacerse una idea de los dos lados de la historia, y de cómo uno puede aceptar nuestra coexistencia, en lugar de tenerle miedo.

 Este recurso cuenta con el apoyo total o parcial de fondos proporcionados por el Estado de California, administrados por la Biblioteca Estatal de California en asociación con el Departamento de Servicios Sociales de California y la Comisión de California sobre Asuntos de Asiáticos e Isleños del Pacífico como parte del programa Detengamos el Odio. Para denunciar un incidente de odio o un delito de odio y obtener apoyo, visita CA vs Hate.

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